Prevención de las infecciones hospitalarias – Tratamiento de las superficies

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En 1783 el Dr. Johann Perte Frank, profesor de varias universidades europeas, ya se cuestionaba lo paradójico que es ir a un hospital para remediar una enfermedad y adquirir otra nueva: la infección hospitalaria o nosocomial.

El ambiente hospitalario puede clasificarse en :

    1. Zonas críticas : quirófanos y adyacentes, salas de obstetricia, zonas de tratamiento y enfermería, quemados, inmunodeprimidos, neonatos, UVI… El riesgo de contaminación microbiana es alto y representa un grave peligro.
    2. Zonas generales: salas de médicos, salas de curas y fisioterapia, habitaciones generales, pasillos… El riesgo es medio, evitable.
    3. Zonas administrativas

 

Si bien la limpieza y desinfección son dos conceptos diferentes, ambos están íntimamente unidos, hasta tal punto que podemos decir que sin una buena limpieza no puede haber una buena desinfección.

La limpieza hospitalaria debe efectuarse con técnicas precisas, con un personal especialmente adiestrado para ello y con todos los elementos necesarios para este cometido.

En cuanto a la desinfección, analizando las características que debería tener un buen desinfectante, estas se podrían resumir así:

  1. Debe tener una actividad alta, de forma que al diluirlo conserve su acción frente a los microorganismos.
  2. Debe tener un amplio espectro de actuación.
  3. Debe ser estable, manteniendo su actividad incluso después de un almacenamiento prolongado de 6 ó más meses.
  4. Debe ser homogéneo, de modo que no sea preciso agitarlo antes de su uso y la composición en principios activos sea la misma al empezar el frasco que al acabarlo.
  5. Debe ser soluble en agua y no inactivarse por la acción de las aguas duras.
  6. Debe tener propiedades humectantes y tensioactivas.
  7. Debe ser compatible con otros productos químicos que puedan usarse conjuntamente.
  8. Debe ser atóxico y no irritante a las concentraciones de uso.
  9. No corrosivo para los materiales de uso habitual.
  10. No manchar los suelos ni la ropa del personal.
  11. Su olor no debe ser desagradable pero si indicativo de su uso.
  12. Debe tener un costo moderado.

 

Remarcar que el olor y la espuma no son parámetros válidos para evaluar la capacidad de limpieza y desinfección de un producto.

Lo ideal es que en un sólo producto se reúnan las características anteriores y que resulte limpiador y desinfectante en una solo operación.

Existe una amplia gama de productos químicos con acción desinfectante, entre los que destacan las familias de los aldehidos (glutaraldehido, formaldehido, glioxal), amonios cuaternarios, hipolocritos, derivados fenólicos, ….

 

Normas para la preparación de soluciones desinfectantes

A partir de los productos comerciales, se preparan las soluciones para su uso y, al hacerlo, debemos tener en cuenta dos puntos muy importantes:

  • Dosificación exacta: las soluciones deben prepararse según indica la firma comercial que fabrica el producto y la exactitud de su dosificación es imprescindible. Ello se consigue si hay una persona responsable de esta función o con el uso de envases monodosis.
  • Preparación inmediatamente antes de su uso: las soluciones diluidas pierden actividad con el tiempo, tanto cuando más diluídas sean.

 

Práctica de la limpieza y desinfección

Debido a que todos los desinfectantes se inactivan por la materia orgánica (sangre, pus, orina), en la actualidad sólo se concibe un desinfectante de superficies de contacto directo que tenga acción detersiva. Con su uso se pueden aunar las dos acciones, limpiadora y desinfectante en una sola operación, con el consiguiente ahorro de tiempo y dinero.

En un proceso de limpieza y desinfección ideal deberían tenerse en cuenta varias cosas, entre ellas:

  • Conseguir que la limpieza la realice personal especializado, preferentemente del propio centro hospitalario. Al tratarse de un tipo de limpieza con características propias el personal debe actuar con rapidez y precisión, siendo consciente de la importancia de su trabajo. Deben llevarse a cabo cursillos de formación del personal para conseguir que esté motivado y responsabilizado.
  • Proveer al personal de batas, guantes,…adecuados, así como de material de limpieza de fácil mantenimiento.
  • Dosificar el agente desinfectante con exactitud, por medio de un responsable o con el uso de envases unidosis.
  • No realizar nunca una limpieza en seco, ni con trapos ni con escobas.
  1. Seguir el denominado sistema dos cubos para utilizar correctamente el desinfectante.
  2. Preparar dos recipientes, diferenciandolos, por ejemplo, por el color. En un de ellos colocar el desinfectante a la dilución adecuada; en el otro sólo poner agua. Se humedece el trapo o el mocho de fregar en el 1º cubo, se limpia la superficie y se aclara escurre en el 2º. Así se consigue una solución desinfectante activa durante más tiempo y mejores resultados.
  • Para eliminar el polvo de los muebles, lámpara, mesillas, camillas, aparatos… se usará siempre un trapo humedecido en solución desinfectante. Se usará un trapo por habitación o recinto.
  • Las paredes se limpiarán de arriba hacia abajo, también con trapos humedecidos en solución desinfectante siguiendo el sistema “dos cubos”, intentando no pasar dos veces por la misma zona.
  • Sobre superficies ya limpias es adecuado pulverizar soluciones desinfectantes en “spay”, sobre todo si son recontaminables con facilidad, como en quirófanos, camas de pacientes, pomos de las puertas, camillas, etc.
  • Los suelos se fregarán también con el sistema “dos cubos”, aclarando la fregona después de cada pasada. Empezando por el punto más alejado de la salida, se procederá a fregar en “zig-zag”, no pasando dos veces pro la misma zona. Se renovará la solución desinfectante y el agua de los cubos para cada recinto, así como la fregona.

 

Otros requerimientos …

  • Es importante dejar los suelos y elementos tratados lo más secos posibles, ya que la humedad favorece la multiplicación bacteriana.
  • Las fregonas, una vez usadas, deben limpiarse y desinfectarse (lo ideal sería esterilizarlas). Deben guardarse secas.
  • Debe cuidarse también de tratar periódicamente los tiradores de las puertas, lámparas de quirófanos, filtros de aire y rendijas de aire acondicionado, puesto que en estos lugares se acumulan gran cantidad de microorganismos y se convierten fácilmente en foco de contaminación.
  • Los desagües de lavabos, sanitarios y duchas también deberán llenarse de solución desinfectante, dejándolos tapados con una gasita.
  • Puesto que las superficies son fácilmente recontaminables, debe evitarse al máximo dicha contaminación, haciendo la diseminación lo menor posible (adaptándonos a las técnicas precisas y manteniendo el nivel de contaminación delas manos en un índice muy bajo) y haciendo llegar los productos desinfectantes a todas las áreas.
  • Se pueden usar métodos de microdifusión de productos a base de formol estabilizado y otros compuestos fenólicos, por ejemplo, garantizando que se habrá accedido a todos los puntos ya sea de una zona crítica (quirófano, etc) o una zona más general (habitaciones,…)

 

Actuaciones que rompen las condiciones de desinfección

Con la actuación humana muchas veces conseguimos romper las condiciones de asepsia que previamente habíamos creado, colaborando entonces a la propagación de infecciones. A veces sólo se trata de replantearnos situaciones cotidianas en las que es fácil actuar correctamente y prevenir la diseminación de las infecciones:

En quirófanos:

  • Personal médico o de enfermería que entra con zapatos de calle, sin calzas.
  • Comer, beber, charlar,..frente a la puerta o dentro del mismo quirófano.
  • Mascarillas mas puestas, llevadas durante periodos demasiado largos de tiempo.
  • Guantes con rotura. El uso de guantes no exhime del lavado quirúrgico de manos.
  • Deficiente higiene personal.
  • Rasguños en las manos o síntomas de infección sin proteger.
  • Existencia de corrientes de aire originadas al abrir puertas innecesariamente, por realizar movimientos demasiado rápidos o por tráfico excesivo de personas en el interior del quirófano.
  • No se cuida adecuadamente la política de sequedad del área.
  • No se vigilan los filtros de aire acondicionado.
  • Aparatos no suficientemente descontaminados tras una intervención y que permaneces en el área quirúrgica.
  • Poco control del estado de limpieza del área tras la intervenciones.

 

En zonas no estériles:

No se ha de llegar a una relajación de los hábitos higiénicos por no estar en una zona crítica.

  • Lavado de manos tantas veces sea necesario, tanto para evitar ser vector de infecciones como para protegerse uno mismo de ellas.
  • No llevar uñas con esmalte ni usar joyas en horas de trabajo,
  • Debe cuidarse la vestimenta a cualquier hora del día, usar uniforme completo. Lavar la ropa, aunque sea en casa, añadiéndole desinfectantes adecuados para textiles.
  • Las papeleras, cubos de basuras, bolsas de ropa sucia… deben estar perfectamente cerrados.
  • Los carros de curas y los elementos que contienen deben mantenerse en perfecto estado de limpieza y desinfección.
  • No pegar tiras de esparadrapo al uniforme antes de realizar una perfusión, por ejemplo, ya que puede convertirse en un excelente medio de transporte de microorganismos

 

Fuente: ficha técnica ITEL

 

 

 

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